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Mostrando entradas de enero, 2018

Pikara Magazine

No es fácil editar una revista así, no es fácil. Porque  esta revista es algo más que una arquitectura de opiniones. Es un atrevimiento, una apuesta, es pura dinamita que cuestiona el orden social patriarcal. Es más que feminista, porque es la suma de las muchas formas de entender quizás los feminismos y los   posfeminismos y sus divergencias. Pero es sobre todo un escenario donde caben múltiples identidades, las múltiples maneras de entender la sexualidad, los cuerpos,  las  relaciones que éstos operan en los diversos escenarios sociales, políticos y culturales.   Una revista imprescindible 

¿ Y si ya no Podemos?

Me pasa con Podemos como con el Procés . Que ya no sé quién es quién, como en Juego de Tronos ; que no distingo el sujeto del predicado, que ya   no sé donde empieza la ficción y   acaba   la realidad. O viceversa. Y me pasa que al pensar en Podemos o el Procés , voy con el freno de mano echado. Para no desparramarme por la cuesta de la culpa o la sospecha. Y   me cuesta interpretar la trama. Ni declaraciones,   ni claves del conflicto, ni posicionamientos, nada. Porque todo se me hace retorcido   y enmarañado como las novelas de Kafka. Di que solo manejo lo que leo o lo que me cuentan fuentes de agua potable o emponzoñada. Y dirán que con eso no se puede pontificar. Pues igual. Pero me temo que a la izquierda que aquí pongo por testigo, le está pasando factura el peso y sobrepeso de una   realidad tozuda y políticamente incorrecta que tantos   intentan amabilizar cuando no pacificar. Qué les ha pasado a la gente de Podemos Nafarroa para que se inmolen después de tanta fiesta.

Rumbo a no se dónde

Dice este apestado literario, no por cuenta propia , sino por cuenta ajena, que "lo que veo es que se ha desatado la caza del pesimista"  y  que "los aguafiestas no están bien vistos". Sánchez-Ostiz lleva tiempo escribiendo diarios, su propia trayectoria vital, con sus subidones y altibajos que no oculta. Y ahí hay de todo. No me canso de leerlos, aunque en ocasiones ciertas entradas las encuentre reiterativas. Pero su despiadada forma de meter el dedo en el ojo a esta bastarda realidad es de una lucidez amarga. Y es que en  "Rumbo a no se dónde" reconoces de inmediato los pasos de la  incertidumbre, el sonido de la fugacidad, el olor del desasosiego y esa liquidez vital que patentara Bauman. Un texto en el que su autor se autoinculpa ante su propia incapacidad de saber el rumbo de su vida. Porque  Sanchez-Ostiz representa a ese tipo de escritor en la cuerda floja literaria y vital.  Y no se corta un pelo en reconocerlo. Y ahí, en ese punto, conecta con

Nicanor Parra

Alguien que dijo" nunca fui un autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire" 

Tres anuncios en las afueras

No se que opina el crítico de El País, Boyero, de esta película. Pero les aseguro que cada segundo es una sacudida. Que cada minuto es un golpe bajo a las emociones que se te mueven de un lado a otro como una montaña rusa. Desde el principio. Te plantas ante un pueblo sureño de la profunda América conservadora. Y comienza un tobogán en busca de una venganza, de una reparación, de un juego violento donde las emociones más contradictorias y el lenguaje más freudiano, se confabulan. Una mujer, Mildred, (Frances McDormand)  que se icononiza como  John Wayne afronta un desafío frente a un jefe de policía que escribe uno de los manifiestos vitales más brutales y conmovedores de los últimos tiempos. Una película muy propia de los hermanos Cohen aunque la firme McDonagh, un tipo al que le va la brutalidad cinematográfica tan propia de Fargo. Una película que hay que ver, necesariamente. Para sentir como las pasiones humanas, entre ellas, la tenacidad, la denuncia ante la mirada para el ot

Entreteniendo a los pobres

Este título se lo he robado a un amigo. Quizás les sorprenda. A colegas de profesión, quizás les resulte   insultante o vehemente. Pero a los pobres, a las precarias, a los desempleados, a los inmigrantes, a los negros y demás colectivos que llamamos sin pudor alguno “desestructurados”, quizás no tanto. Y es que quienes nos dedicamos a eso tan atrevido como es la “intervención social” llevamos tiempo colaborando con este entretenimiento que desactiva toda insurgencia.   Porque llevamos tiempo gestionando la pobreza   como buenos guardianes del orden neoliberal. Quienes trabajamos en los Servicios Sociales no tenemos el reconocimiento que tienen los médicos, los bomberos, las enfermeras o las docentes. Más bien no lo tenemos; ni social ni político. Pero lo buscamos. Muchas veces en la niebla. Y así nos va. De esta profesión se sospecha por intrusiva, fiscalizadora o poco empírica. Sospechan sobre todo nuestros usuarios a los que no nos atrevemos a llamar ciudadanos a secas. Porq

Politizaciones del malestar

Llegas a una librería, como ya la conoces, la quieres recorrer en el mismo sentido que lo vienes haciendo cada día que te pierdes por allí. Pero esta vez, un libro, este que ven ahí arriba, te lleva por otro pasillo. Y te empiezas a leer la primera página, la contraportada no la suelo leer nunca. Y descubres en la página 17 unas líneas que dicen: "No creo en nada/pero si no creo en nada/entonces puedo creer en lo que me hace vivir". Y me dije, ya está, otro libro de autoayuda enmascarado, aunque de sobra sabía que no lo era. Pero esos primeros apuntes me hicieron abrir otra página. Por ejemplo, la 42, en concreto el segundo párrafo, donde dice "Desorden: me refiero al gozo de dar una patada al consenso que, con buenos modales y bonitos discursos, nos ha traído la ruina". Entonces sí, me empiezo a dar cuenta que allí hay materia muy atractiva, novedosa y con un tono experimental muy envolvente. Porque hacer emerger la idea de dar una patada al consenso es abri

A toda pastilla

La extracción de la piedra de la locura Alprazolam, Loracepam, Diacepam, no son una banda de hermanos, tampoco apellidos raros. Son arte y parte de nuestras biografías hechas girones. Nos   esperan ahí, en medio de la noche, cuando los demonios bailan en medio del sueño. O cuando al salir de casa sentimos   que la vida es un montón de chatarra acumulada. Y es que sin esas partículas de benzodiacepinas de alta potencia, muchos no arrancaríamos el día. Porque pareciera que vivimos extraviados en nuestros propios laberintos. Y es que según datos del Observatorio de Salud Comunitaria de Navarra, nos dopamos mucho. O eso parece. Las mujeres navarras el doble que los hombres. De ellas, casi un 18% recurre a ansiolíticos   mientras los hombres lo hacemos   un 8%. Por otro lado, casi un 25% de las mujeres navarras sufre trastornos mentales en algún momento de su biografía. Dicho así, pareciera que esto es cosa de cada cual, de su desajuste privado, de sus neuras. Como si las relaciones

Felices

En aquel país en bancarrota, su presidente, un yonki de la posverdad,   había convertido   la mentira en un acto honorable y la estafa en una actitud subvencionada. Pese a ello, aquel país era feliz. Los jubilados morían en invierno al calor   de estufas congeladas, muchas camareras a precario celebraban a diario su despido, algunos banqueros cerraban tratos con atracadores y la policía, los jueces y hasta la abogacía del Estado ya no se regían por la Constitución   sino por los guiones de las series de TV más populares. Aquel país era feliz así, con sus parados varados en un consumo apocalíptico, sus millones de turistas alimentando una economía falaz y depredadora y sus miles de jóvenes desempleados huyendo a otras tierras prometidas. Aquel país, donde unos tenían desgracias y otros obsesiones, era feliz así. Sonriendo a la adversidad santificada como un mal necesario. Por poner un ejemplo tonto; en 2017 hubo 45.495 desalojos forzados de viviendas donde vivían 40.000 niños o a