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¿Turismoqué?


La turismofobia ha sido la palabra del verano. Una sugerente idea con la que jugar en cada informativo. Pero ante todo es una palabra viciada. O construida con toda la intención influyente del discurso hegemónico. Ese que se amasa en las factorías mediáticas que evitan nombrar el malestar real del día a día. Porque ya no se habla de lo que realmente pasa. Hay un uso intencionado del lenguaje que convierte la vida en una sátira degradada. Como alguien ha dicho, hay una burbuja inflacionista del parloteo. Y la turismofobia, como otros palabros artificiales, se ponen en funcionamiento para travestir las cosas reales. O para criminalizar otros conceptos y generar adhesiones indirectas.
Y es que echar mano de esta palabra-tótem, ha sido un recurso comunicacional e ideológico con claras intencionalidades. El PP,  y los grandes medios, la ha incorporado a su cartera comunicacional como afrenta y desafío al glorioso PIB estatal. Ese del que don Mariano viene comiendo caliente cada día que le dicen que ha subido no se cuántas décimas. También el PP la ha comparado con la kale borroka, criminalizando así cualquier acto opositor al turismo  masivo e invasivo tras los ataques a los autobuses en Barcelona. seguir leyendo en GARA

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Como ex trabajador de la hostelería, no puedo sino compartir tus análisis y manifestarte mi agradecimiento por la defensa obrera que desprende tu artículo.

    La cuestión del turismo tiene un trasunto económico evidente. No hay más que darse una vuelta por Carlos III y apuntar las tiendas que operan en la Zona Comercial VIP para darse cuenta de que no hay ninguna competencia real con el top manta. Por otra parte, la cuestión del reflujo de turistas en los sanfermines puede estar simplemente motivada porque muy pocas personas aguantan económicamente un minuto de encierro a 150€, más un hotel a otras 150 € la noche, más menús de 35€ como mínimo y cubatas a 8€, etcétera, etcétera, durante 9 días; mientras que los camareros y camareras extras no tinen contrato o, si lo tienen, no ganan tanto como en proporción la ganacia que sacan los grandes bares. Un saludo.

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