Ir al contenido principal

¿Nadie dice nada?


Si la izquierda tiene una obligación, esa es pensar mejor que la derecha. Innovar más allá de la proclama. Atreverse a retorcer el pensamiento sin miedo a la tumoración cerebral.  Verán, este ayuntamiento pretende hacer un aparcamiento en el solar de Santo Domingo. Justo ahora que la ciudad apuesta por proyectos de movilidad sostenible y hasta con un área de Ecología Urbana. Pareciera que aquella izquierda que peleó por frenar una de las mayores perversiones urbanísticas de la ciudad, el aparcamiento de la Plaza del Castillo, se haya olvidado de sí misma. De conjugarse con los prefijos eco y anti. Aquella lucha por liberar a la vieja Pompelo fue una rebelión popular contra una manera de hacer o destruir la ciudad. Pero quizás, los rastros de esa lucha se hayan ido por el sumidero del olvido. Y pareciera que esta izquierda, más que un aparcamiento quisiera levantar una escombrera de renuncias. Me dirán que se ha consultado a la ciudadanía, un gesto que blinda casi todo. Ya les digo, saldrá que sí. Porque todo dios quiere el coche al lado de su casa. Confirmando así nuestro individualismo posesivo, nuestras prácticas de consumo tan poco sostenible. Me pregunto si no cabría plantearse la municipalización de los aparcamientos del centro y su reversión pública. Me pregunto si el nuevo aparcamiento será equitativo cuando una plaza en propiedad costará 15.000 euros. Sepan que hay un 13,4% de población del Casco Viejo en situación de pobreza que por defecto queda excluida de muchos equipamientos. Y con esto reproducimos exclusión de lo común. Y me pregunto por qué seguimos agujereando la ciudad como un queso gruyère, como si no hubiéramos aprendido nada después de tantas luchas ecológicas de las que tanto presumimos. Pues eso, que a la izquierda hay que distinguirla por sus actos, no por sus discursos.

Artículo publicado el 6 de marzo de 2017 en Noticias de Navarra


Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient