Ir al contenido principal

La timba foral



Caminaba por la nueva avenida Carlos Inditex y entré en el edificio de la antigua Can. Observé que su decoración art déco simulaba un gran cuarto de estar, así que me senté en una butaca de estilo para ver cómo la gente operaba con su dinero, un gesto lleno de misterio. Percibí que nadie manejaba ya billetes. Aquello no parecía un banco, sino un consultorio sentimental. Enseguida caí en un profundo sueño. Entraba por una puerta giratoria situada en los bajos del edificio que desembocaba en una sala muy iluminada donde se proyectaba la película Los intocables de Elliot Ness. Allí estaban sentados algunos directores de la antigua Caja junto a miembros del consejo de administración. También estaban algunos políticos y cuatro tiburones financieros de sociedades con intereses por tierra, mar y aire en Navarra. Hablaban en un lenguaje de signos que yo interpreté como un baile de cifras que iban y venían de una cuenta a otra. Encima de la mesa, que más bien parecía un tablero de juego, distinguí sobres lacrados y grandes cantidades de dinero.
En un momento determinado, un cura con clergyman entró en la sala y bendijo aquella timba foral entonando salmos de Isaías mientras ellos brindaban con patxarán La Navarra. Todos los asistentes recogieron entonces sus sobres y salieron. Fuera hacía frío. De las alcantarillas de la avenida surgió un desfile de mendigos, algunos leían el Ulises de Joyce. Les increparon. Entonces ellos repartieron algunos euros mientras un fotógrafo afamado inmortalizaba el momento. Me desperté entonces en otra sala donde una comisión de investigación interrogaba al último director de la antigua Caja. Alguien dijo: cuando la hipocresía es de muy mala calidad, hay que buscar la verdad, a lo que el exdirector respondió con una peineta.


http://www.noticiasdenavarra.com/2015/01/26/opinion/columnistas/a-pie-de-obra/los-comisionados-de-la-can



Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient