Ir al contenido principal

Podemos, ¿sólo un estado de ánimo?


La irrupción de Podemos en la escena política, en la vida cotidiana, en las tertulias y hasta en las reuniones de vecinos, es un acontecimiento político porque recupera la política como escenario de transformación social. No es, como se empeña el PP, el socialismo refundado, el discurso hegemónico y hasta cierta parte de la izquierda, un estado de ánimo de la gente. Como si ese estado de ánimo fuera más bien propio de un calentón emocional, de un subidón de exaltación de la amistad proletaria redescubierta por obra y gracia de un profeta iluminado. Como si ese estado de cabreo no fuera social, no fuera político y por tanto público; vamos, algo pasajero, como si de una gripe política se tratara.
La derecha mediática, y buena parte de la izquierda amenazada, insisten en identificar al fenómeno Podemos con nuevas formas de populismo o de mesianismo visionario. El otro día hasta la presidenta andaluza, del PSOE, Susana Díaz, llegó a decir que Podemos ni siquiera es de izquierdas en un intento de patrimonializar el lábel del izquierdismo. Pero más aún, como hace la ultraderecha y no poca izquierda, insistía en que Podemos responde a un quijotismo que ha desenfundado la espada sin saber manejarla. Esta visión viene a confirmar dos cosas: que la mayoría de la clase política ha infantilizado a la ciudadanía y que la política como arma de combate duerme en la caja de herramientas de la historia. Si Podemos ha incidido, con su idea fuerza de la casta, en esa herida sangrante del reino de España que es la lucha de clases, es porque sus ideólogos han revitalizado la gestión política de la vida. Y eso, más allá de emociones o estados de ánimo, reconvierte a la gente común en protagonistas de sus vidas. Los vuelve a politizar, un verbo en desuso que mucha izquierda inquieta tampoco sabe conjugar.

http://www.noticiasdenavarra.com/2014/11/10/opinion/columnistas/a-pie-de-obra/un-estado-de-animo

Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient